"Invariablemente en cada ocasión, el profesor no sólo esperaba de nosotros una respuesta correcta. Se alegraba cuando, por no saber contestar, acabábamos soltando como último recurso un disparate, en lugar de permanecer obstinadamente callados. Y aún se congratulaba más si la respuesta suscitaba nuevas preguntas que fueran más allá del problema inicial. Tenía una concepción original sobre el "error correcto", de manera que era capaz de darnos de nuevo confianza precisamente cuando más apurados nos veíamos sin poder encontrar la solución correcta."
La fórmula preferida del profesor. Yoko Ogawa
Simplemente me encantó. Recordé a los pocos -pero super valiosos- profesores que me estimulaban a pensar en la Universidad.
ResponderEliminarGracias!
Ana
Son tan pocos los profesores que hoy te hacen pensar... Antaño había una especie de complicidad entre el buen profesor y los alumnos ávidos de conocimiento.
ResponderEliminarTengo muchísimas ganas de leer ese libro!
ResponderEliminarY me encanta la ilustración :)
Tengo ganas de leer este libro yo también. Yo soy profesora. ¡Y cómo me gustaría ser así de motivadora...!
ResponderEliminarEn este caso Montse, es un profesor que tiene dos alumnos, que no es lo mismo que 25-30 o más...
ResponderEliminarLeeros el libros sí, a mí me quedan pocas páginas y me esta gustando bastante. Una lectura tierna y muy entretenida.
es genial recordar a los profesores por lo que han movido dentro de ti
ResponderEliminarLa fórmula preferida del profesor. Yoko Ogawa